Los paramilitares en Nicaragua cobraban 300 córdobas al día para matar

El dinero para pagar a los paramilitares que reprimieron las protestas de 2018 salió de las alcaldías. Este ejército irregular fue creado por Rosario Murillo y dirigido por Fidel Moreno.

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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • abril 04, 2025
  • 12:31 PM

Los paramilitares que ejecutaron la represión de abril de 2018 en Nicaragua fueron financiados con dinero público. Cobraban 300 córdobas diarios (unos 8,20 dólares) y sus pagos salían de las alcaldías municipales, que disfrazaban los desembolsos bajo proyectos de limpieza comunitaria. Ese era el pago para salir a matar.

Así lo revela por primera vez el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua de la ONU, en un informe que detalla cómo este esquema permitió sostener operativamente a estos grupos armados, entonces ilegales, garantizando su movilidad, comunicación y acciones de violencia y coerción.

Este ejército irregular fue creado por Rosario Murillo y su "jefe" operativo ha sido desde el inicio el secretario general de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno. Ambos están sancionados por Estados Unidos y la Unión Europea por violaciones a los derechos humanos.

Los paramilitares pagados con dinero público siguen recibiendo "ayudas"

El informe del Grupo de Expertos de la ONU confirma que el régimen de Ortega y Murillo financió la operación de estos grupos armados a través de algunas alcaldías municipales. Para ocultar el desvío de fondos, los pagos se registraban bajo nombres de proyectos comunitarios como:

  • “Fortalecimiento institucional para el mantenimiento, limpieza, vigilancia y resguardo de ejercicios”

  • “Cuidado y limpieza del municipio”

  • “Atención a la emergencia humanitaria”

  • “Fortalecimiento de la seguridad ciudadana en el casco urbano”

“Los primeros pagos se realizaron en planillas, pero para no dejar rastro, se contrató la tercerización de estos pagos a una empresa de alimentación”, reveló la investigación. 

Iniciamente, estos pagos fueron establecidos por dos meses, pero se ampliaron en el tiempo hasta diciembre de 2018.

Tras el aplastamiento de las protestas, muchos de estos paramilitares fueron incorporados a las nóminas de las alcaldías sin funciones específicas. A su vez, miembros de la Juventud Sandinista siguen recibiendo “ayudas” en efectivo, financiadas en parte por fondos municipales y en parte por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).  

Rosario Murillo y Fidel Moreno al frente de un ejército que dejó más de 350 muertos

Los grupos paramilitares, organizados por Rosario Murillo y dirigidos por Fidel Moreno, ejecutaron la peor masacre en Nicaragua en tiempos recientes. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la represión estatal y paraestatal dejó más de 350 muertos, miles de heridos y cientos de presos políticos.

El financiamiento permitió a los paramilitares operar con total impunidad, garantizando su movilidad, comunicación y capacidad de ataque. Su accionar estuvo marcado por tácticas de terror: dispararon armas de guerra contra manifestantes, ejecutaron ataques coordinados contra tranques, universidades e iglesias, y participaron en la brutal “Operación Limpieza” que dejó decenas de asesinados.

Su rol fue clave. Atacaron y desmantelaron tranques y barricadas ciudadanas, disparando armas de guerra contra manifestantes. También sitiaron y atacaron iglesias y universidades donde se refugiaban los protestantes.

De paramilitares a policías voluntarios

Hoy, estos grupos no han desaparecido. Han evolucionado hacia una fuerza de choque más estructurada, bajo la figura de “policías voluntarios” desplegados en todo el país y establecida en la Constitución Política de Nicaragua. Su papel sigue siendo el mismo: intimidar, vigilar y reprimir cualquier intento de oposición al régimen.

El jefe operativo de esta estructura ha sido Fidel Moreno, secretario de organización nacional del FSLN y hombre de confianza de Murillo. Su rol ha sido clave en la coordinación y ejecución de ataques contra la oposición. Ahora cobra sentido que el mes pasado, en Managua, haya sido Rosario Murillo quien tomara el juramento de más de 50 mil "policías voluntarios", que le juraron lealtad.

Con estas revelaciones, la comunidad internacional enfrenta una pregunta clave: ¿se llevará a la justicia a los responsables de financiar el terror en Nicaragua?

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